Seis consejos para combatir el estrés docente
El estrés no solo genera nerviosismo, impaciencia o irritabilidad, sino que afecta de manera negativa al funcionamiento de nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso, empeora la memoria, acaba con la creatividad y bloquea la habilidad para resolver problemas. Por eso afecta tanto a tu bienestar emocional como a tu desempeño profesional en clase y fuera de ella. Te damos algunos consejos para ayudarte a luchar contra el estrés, superar la negatividad y afrontar el día a día en el aula con energías renovadas.
LA DOCENCIA Y EL ESTRÉS
El exceso de trabajo y la falta de tiempo para preparar las clases, las situaciones de tensión que pueden surgir con compañeros, alumnos y familias, o las clases conflictivas pueden llevar a los docentes a situaciones de presión y nerviosismo. La docencia se encuentra entre las profesiones con más alto riesgo de estrés, ya que exige un contacto cercano y continuado con otras personas, lo que genera implicaciones emocionales y, en ocasiones, frustración y sensación de fracaso. Este texto de Daniel Kaplan, profesor durante 15 años, relata con humor un día cualquiera en su vida como docente y ayuda a comprender el estrés cotidiano en la profesión.
Cuando un docente sufre estrés ese nerviosismo se nota en el aula y se traslada a los estudiantes, que se comportan peor, generando a su vez más estrés en el profesor. Por eso para rendir en el día a día, comunicarte con tus alumnos, apoyarles y acompañarles en el aprendizaje, es importante que te encuentres bien.
SEIS CONSEJOS PARA RECUPERAR EL BIENESTAR
Los siguientes consejos pueden ayudarte a evitar el círculo vicioso del estrés y recuperar el bienestar emocional y laboral.
- Toma las riendas de los conflictos. Un alumno o un grupo que genera enfrentamientos diarios amenaza la disciplina y rompe la estabilidad de la clase, creando un clima muy complicado para el docente. Por eso, la gestión y manejo de los conflictos en el aula es uno de los caminos más importantes para reducir el estrés diario del profesorado. Este artículo de Justifica tu respuesta da algunos consejos para gestionar la conflictividad en el aula y este se centra en las clases especialmente conflictivas.
- Trabaja tus habilidades comunicativas. Una buena comunicación es esencial para transmitir los mensajes adecuados a los alumnos, familias o compañeros, a través de palabras y también a través de gestos, posturas y todo lo que implica la comunicación no verbal. Comunicarse correctamente previene el estrés y minimiza sus efectos. Trabajar la asertividad puede ser una excelente herramienta para lograrlo.
- Céntrate en aquello que te gusta hacer. Las emociones y sensaciones positivas nos ayudan a sentirnos mejor y, aunque en ocasiones los problemas nos agobien, hay que buscar siempre un espacio para la diversión y la felicidad de las pequeñas cosas. Recuerda todas las satisfacciones de la docencia que a veces se te olvidan: esos alumnos que te enseñaron tanto, las clases que te apasionó dar, esa actividad que resultó un éxito, la gratitud de aquellos padres, aquel trabajo preparado con tanta ilusión con tus compañeros… Estos videos o estos profesores de película pueden ayudarte a recuperar tu vocación. Además, los expertos recomiendan hacer una lista de actividades concretas con las que disfrutas, tanto las relacionadas con la preparación o el desarrollo de las clases como las que realizas en tu tiempo libre. Y, después, aconsejan que trates de hacer al menos una de ellas cada día.
- Establece metas. El día a día a veces no deja ver el presente y el futuro en perspectiva, pero es importante que encuentres tiempo para definir tus objetivos a medio y largo plazo. No se trata solo de que anotes lo que quieres hacer en clase la siguiente semana o la parte del temario que tratarás en los próximos dos meses, sino también los grandes objetivos que quieres conseguir con tus alumnos, la meta hacia la que quieres que se dirija tu trayectoria laboral, tu idea de hacia dónde quieres que discurra tu vida o cómo te ves dentro de cinco años. Planificar te ayudará a controlar tu trabajo y tu propia vida y evitar en la medida de lo posible la sobrecarga y el agobio.
- Afronta los problemas. Analiza lo que te preocupa, las personas o situaciones con las que tienes problemas, los retos concretos que te generan estrés o sufrimiento y decide cómo puedes solucionar cada uno de ellos: rechazarlo, aceptarlo o cambiarlo. Una vez establecida la estrategia, comprométete con ella y, si no estás contento con algo actúa en consecuencia. Puedes poner en práctica alguna de las técnicas de solución de problemas que se detallan en este artículo y desarrollar tu resiliencia.
- Pon en práctica el mindfulness. Otra de las causas del estrés es la rapidez que inunda nuestra vida cotidiana y la falta de tiempo para ser realmente conscientes de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. La atención plena o mindfulness es una actitud ante la vida que busca experimentar cada momento y retomar ese contacto con nuestro interior y nuestro exterior. Para ello, basta con comenzar dedicando un rato al día a saborear la vida, a fijarnos en lo que sentimos y lo que tenemos a nuestro alrededor, a parar, respirar y observar. Este artículo explica los beneficios de esta técnica para docentes y alumnos y esta Guía de Mindfulness para educadores puede darte algunas ideas para ponerla en práctica.
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