“La escuela, por sí sola, no soluciona los problemas”
Josep María Puig, Catedrático de Teoría de Educación en la UB. Profesor de Teoría de la educación y educación en valores. Ha participado elaborando materiales para primaria y secundaria sobre Educación para la Ciudadanía. Especialista en Aprendizaje servicio y en educación en valores.
“SIEMPRE HEMOS ESTADO EN UNA CRISIS DE VALORES”
“LA ESCUELA, POR SÍ SOLA, NO SOLUCIONA LOS PROBLEMAS”
“EL APRENDIZAJE SERVICIO TIENE MUCHAS VENTAJAS”
Háblanos un poco de tu experiencia docente
He estado cuarenta años en la Facultad de Educación de la UB, ahora estoy jubilado, desde hace unos dos meses ¡Espero que no sea un retiro! Los dos temas sobre los que me he centrado son la Teoría de la Educación y la Educación en Valores, sobre todo esta última. En estos últimos años nos hemos especializado bastante en el tema del Aprendizaje Servicio.
Se habla mucho últimamente de la crisis de valores ¿Crees que es así, sobre todo a nivel educativo?
Bueno, sí y no. Sí que la hay, pero lo que pasa en realidad es que siempre se está en situación de crisis de valores. Es aspirar a algo que todavía no tienes, que todavía no has alcanzado. Siempre estás en busca de algo. En este sentido siempre ha habido crisis de valores. Lo que sucede hoy yo prefiero llamarlo una crisis de civilización. Hemos montado un sistema de producción que nos ha llevado a un individualismo exagerado, basado en un sistema de explotación, de depredación de la naturaleza… Hay una serie de elementos que tienen que ver con la forma de vivir que no son sostenibles. Y esto nos lleva a un final de época y una crisis de valores. Es una crisis de forma de vida, que debería cambiar porque la actual nos lleva al desastre.
¿Y se puede hacer algo desde la escuela?
Seguro. Pero hay que dejar claro que la escuela no es responsable de que pase esto. La escuela, por si sola, no puede solucionar este problema de supervivencia humana, aunque está claro que puede contribuir. No creo que la solución esté en la educación. La política debe solucionar sus problemas, y la educación contribuirá a que las cosas se asienten y vayan a bien, pero no soluciona los problemas ¡Ojalá!
Pero claro que puede y debe hacer algo. Muchas cosas. Alguna de ellas tiene que ver con lo que hablamos, los valores. Debería ser mucho más sensible en la educación en valores. Con una mirada más crítica a la realidad. Y finalmente, debería hacer que los alumnos se comprometiesen cívicamente. Que no solo se interesasen por el mañana, sino que interviniesen en la realidad del ahora, cambiándola un poquito. Y esto se hace poco, la escuela ha de implicarse más.
¿Estos valores se han implementar de forma transversal o en una asignatura específica?
Hacen falta las dos cosas. Este debate clásico para mí está superado, hacen falta las dos cosas. En todas las asignaturas se puede y se debe hacer una fuerte mirada de valores, en literatura por ejemplo, pero también en educación física o música, ámbitos con educación en valores muy potentes. Todas las asignaturas tienen un componente en valores. Hay algunas, claro, donde esta educación tiene un papel central, como en Educación para la Ciudadanía o Educación Ética –con el nombre que sea, porque va cambiando con cada gobierno. Por una cosa muy sencilla: creo que es bueno dedicar un tiempo concreto a reflexionar sobre la educación en valores de forma exclusiva. Sobre todo, como manera de reflexionar sobre la vida. Y esto debería ser esta asignatura.
El penúltimo ministro estaba inquieto porque en la clase de Ciudadanía se discutían temas controvertidos. ¡Claro. Es que está para esto! No está para que los profesores inculquen sus ideas. Está para que promuevan discusiones sobre temas sobre los que no tenemos las cosas claras. Y para que se oigan todas las voces, los alumnos se expresen… y está bien que haya una asignatura que se enfoque de forma explícita en este tema y en la manera de convivir.
La transversalidad la entiendo no como que la educación de valores esté en todas las asignaturas, sino que esté presente en el clima de toda la escuela. Los valores están en todas partes, en las actividades, en cómo te organizas, en si hay grupos distintos, en una infinidad de cosas, lo que llamamos la cultura moral de una escuela. Mi tesis consiste en no elegir entre una cosa u otra, ¡se necesita todo!
En asignaturas de ciencias, matemática o física no está tan claro cómo aplicar la educación de valores.
Es posible que en unos ámbitos sea más fácil que en otros, pero hay que procurar que esté siempre presente. En ámbitos como el deporte, por ejemplo, es esencial, y no se le da esa importancia. Ahí se enseña desde no consumir sustancias hasta cómo comportarse en una competición.
A menudo oigo decir “es que la educación en valores no se aprende en una clase”. Claro que no, se aprende en la vida, como acabamos de decir. La clase es un trocito que forma parte del todo. Lo necesitamos todo.
Uno de los ejes de tu trabajo es el Aprendizaje Servicio, ¿qué es y cómo funciona?
Es una de las líneas que hemos trabajado en la Facultad en los últimos diez años y que nos parece importante. Es vincular en un solo proyecto el aprendizaje de contenidos curriculares con el servicio a la comunidad. Los alumnos realizan algún servicio a la comunidad, salen de la escuela. Un ejemplo clásico es el Banco de Sangre, que pide a los alumnos una campaña para promocionar la donación. Hacen buzoneo, van a la radio, hablan con la gente, etc. Trabajan el tema de la comunicación, temas de Biología, y temas de valores (la sangre no se compra o vende, la solidaridad de las donaciones…).
Hemos comprobado que este modelo tiene muchas ventajas. Motivación, aprendizaje de contenidos, empoderar a las personas… ha funcionado muy bien, es muy útil para muchas cosas. En este caso, realizan una campaña de comunicación y aprenden valores. No hablan de los valores, sino que los practican. Es una buena forma de llevar a la práctica la Ciudadanía.
¿Podría encajar en una asignatura concreta?
Cada centro decide cómo organizarlo. Puede encajar en una asignatura de ciencias, o en una más concreta como Ciudadanía. El contenido puede encajar en distintas materias, cada centro lo decide dependiendo del entorno, de la disposición de los profesores, etc.… Se puede ubicar en cualquier asignatura.
En algunos países de Latinoamérica hay una tradición potente. El país líder es EE.UU., pero en países como Uruguay, Argentina o Chile se está implantando con fuerza.
¿Y en España?
Aquí también. En Catalunya fue donde empezó hace trece años, pero ahora hay una red española con núcleos en casi todas las comunidades autónomas. En Catalunya es una actividad obligatoria para los alumnos de tercero y cuarto de ESO. En el año 2020 todos los institutos deberían hacer Aprendizaje Servicio de forma obligatoria. En Madrid, la alcaldesa ha iniciado un programa para incorporarlo a la Universidad.
Un aspecto básico debe ser la formación del docente…
Sí, por supuesto. También hay al menos dos grandes problemas más.
Primero, cómo movilizamos a las escuelas. Segundo, cómo movilizamos a las entidades sociales para que ofrezcan un espacio de servicio a los alumnos. Para que las ONGS y entidades sociales acepten que es buena idea la colaboración de los alumnos ha hecho falta un tiempo y un trabajo. Por ejemplo, la ciudad de L’Hospitalet, recibió el año pasado un premio mundial de ciudades educativas precisamente por la implantación del Aprendizaje Servicio.
Queda mucho por hacer, pero ahí estamos.
¿Se han medido los resultados?
Aquí aún no se ha evaluado propiamente, aunque a nivel intuitivo el nivel de satisfacción es muy alto. En Estados Unidos sí que se ha evaluado de forma seria, y los resultados son muy buenos. ¿Por qué no ha de ir bien también en otros países? Lo que nos falta aquí es mucha más evaluación.
Hay algún caso que hemos podido estudiar: el instituto Fontserè, en Hospitalet, estaba en una situación complicada, en un barrio difícil, con caída de matrícula… implantaron el Aprendizaje Servicio en todos los cursos, una vez al año. Hemos podido ver resultados tangibles. A partir de entonces, cada año han llenado la matrícula del instituto. Es un dato significativo, implica que los padres confían en que se hacen cosas que están bien. Otra cosa importante es el nivel de partes de disciplina. Antes era muy alto, había muchos conflictos, y éstos cayeron en picado. No es solo por el aprendizaje, hay más cosas, todo es un sistema, pero el Aprendizaje Servicio formó parte de este sistema.
¿Qué opinas de las nuevas tecnologías?
No soy ningún experto, pero tengo mis impresiones, como todo el mundo. Twitter y otras redes están creando conflictos a todos los niveles, pero también hay muchas posibilidades de trabajar y hacerlo bien. A nivel de bullying ha provocado un tipo de problemática que no se manifestaba antes, seguramente por la sensación de impunidad, de que puedes decir lo que sea sin que nadie te vea. Es un catalizador de estas conducta negativas. Pero lo que está claro es que no se va a marchar. Como siempre, de estos temas hay que hablar en clase, como se sabe desde el siglo XIX, con asambleas semanales para tratar de los temas de gestión colectiva de la vida.