Empieza el curso con estos consejos para organizar tus clases
Todo comienzo de curso implica organizar cómo va a desarrollarse. Por eso, y a pesar de ser conscientes de que cada clase, centro y circunstancia es diferente, desde este post os proponemos algunas estrategias que puedan ayudaros a asentar las bases para una buena organización de vuestras clases, ya desde el inicio del curso que ahora empieza.
Márcate objetivos
Entre sus muchas posibles acepciones, el término organización implica disposición de los diferentes elementos que componen un sistema. Por tanto, existen numerosas aplicaciones posibles de este término en contextos educativos, desde la organización del espacio de clase hasta la que marca el horario escolar. Pero en esta ocasión queremos centrarnos en todo lo relacionado con la organización de vuestras asignaturas en relación con el tiempo del que dispongáis para impartirlas, su composición y el modo en el que se relaciona con vuestros alumnos y alumnas.
Una disposición organizativa que engloba muchos de los elementos propios de la programación didáctica, y es un elemento básico para planificar, dentro de un cierto margen de error, cuáles serán resultados a corto y medio plazo de la gestión que quiera llevarse a cabo.
Pero para alcanzar esos resultados hay que saber marcarse metas y objetivos que sean a la par exigentes y razonables, y que respondan tanto a las necesidades de vuestras asignaturas como a las que queráis plantearos como docentes, dentro del margen de movimiento del que dispongáis. Estos son los llamados objetivos de aprendizaje, que hacen referencia a conocimientos y/o competencias que el alumnado debería alcanzar una vez haya aprobado la asignatura curricular que estén cursando.
Estos objetivos suelen ser transversales a varias materias, pero también adquieren un sentido determinado dependiendo de la asignatura a la que se vinculen. O por decirlo de otro modo: un mismo objetivo en dos asignaturas diferentes implica recorridos igualmente distintos para poder alcanzarse. Así que establecerlos de entrada puede ayudaros mucho a saber qué contenidos debéis priorizar en vuestras clases, y cómo ordenarlos en lo que se conoce como unidades didácticas. Estas unidades son los bloques en los que puede dividirse una asignatura, con lo su consecución por parte de vuestros alumnos y alumnas certificaría el haber alcanzado total o parcialmente alguno de los objetivos de aprendizaje establecidos.
Divide y vencerás
Una vez hayáis aclarado los objetivos de aprendizaje de vuestra asignatura, y las unidades didácticas que van a componerla, podréis bajar al detalle y preparar, siempre de modo esquemático, las sesiones que necesitéis para llevarlo a buen puerto. Así podréis ir construyendo un calendario con la teoría y actividades que planeáis trabajar en cada una de esas unidades didácticas, y los días que consideréis necesarios para conseguirlo. Al respecto, os recomendamos que seáis realistas sin perder nunca de vista que siempre es mejor tener un calendario que os sirva de mapa que os guíe a o largo del curso que carecer de él, por muchos cambios que puedan producirse fuera de vuestro control.
Sabemos que los imprevistos ocurren (y no digamos ya en el ámbito educativo, con todos los factores que intervienen en el día a día de una clase), pero el tener unas líneas maestras más o menos detalladas de cómo va a desarrollarse el curso os permitirá hacer los cambios que sean necesarios minimizando el riesgo de perder el control de la asignatura.
Igualmente, no olvidéis el establecer la metodología o metodologías que vayáis a utilizar en cada una de esas actividades y clases teóricas. Este es un elemento importante que considerar antes de comenzarlas, ya que su implementación puede suponer recursos con los que deberéis contar de antemano e influir en el número de sesiones destinadas a desarrollar la unidad didáctica en cuestión. Tened en cuenta también que cada metodología suele obedecer a una forma de evaluación determinada, y que ni todas las metodologías sirven para todo ni su éxito o fracaso pueden ser evaluados de la misma forma. Todo depende de los objetivos que queráis alcanzar que alcancen vuestros alumnos y de las particularidades del grupo clase.
Establece parámetros de evaluación (y compártelos con tu alumnado)
Hoy día, al menos una parte del alumnado se sabe un sujeto de aprendizaje más que un objeto del mismo, así que una buena forma de comenzar las clases es la de asentar las normas que van a regirlas, ya desde la primera toma de contacto con los alumnos y alumnas.
No todos los profesores y profesoras tienen los mismos límites y funcionamiento, con lo que especificarlo puede ayudar a esquivar posibles malentendidos en el futuro. Aprovechando esta necesidad, os recomendamos que compartáis con el alumnado las unidades didácticas que pretendéis enseñarles, argumentando el porqué de vuestra elección a partir de los objetivos docentes que os hayáis marcado con anterioridad.
De esta forma vuestros estudiantes tendrán una perspectiva del curso, el método o métodos con el que va a desarrollarse, y de qué objetivos deberán asumir para completarlo satisfactoriamente. Y desde una perspectiva puramente docente, haced uso de rúbricas en vuestras evaluaciones. Podéis compartirlas o no con vuestros estudiantes, pero en todo caso os ayudarán a relacionar vuestras actividades con los objetivos de aprendizaje antes comentados y comprobar si estos se han alcanzado, por el contrario, no se han culminado con éxito.
Por último, os recomendamos también que les pongáis al corriente de qué sistema de evaluación utilizaréis para valorar si han alcanzado o no estos objetivos, y cuáles serán las evidencias que le darán cuerpo. Cada uno de estos sistemas evaluativos depende en gran medida de lo que dicte el centro en el que os encontréis (y, por ende, la legislación vigente), pero pese a todo es recomendable explicitarlo a vuestros alumnos, a modo de contrato no escrito sobre vuestra asignatura y las clases que van a componerla.
Otros factores a considerar
El alumnado planteará los mayores desafíos a la organización tal y como la haya concebido el profesorado, las características del centro o, las dificultades materiales y de recursos pueden ser claves para llegar a buen puerto.
Para conocer las necesidades y inquietudes del alumnado y así ser capaces, en la medida de lo posible, de integrarlas en los objetivos pedagógicos que nos hayamos marcado, os recomendamos que uséis una combinación de escucha activa y oratoria en el aula, además de practicar la comunicación entre docentes o comunidades de aprendizaje para así compartir impresiones, preocupaciones o metodologías. Este grado de colaboración, que no siempre es fácil ni posible, pero suele dar muy buenos resultados, os permitirá también mantener algo tan imprescindible como el cuidado de la salud y del goce personal y profesional de la persona docente.
También es recomendable el mantener un registro de lo que ha funcionado y lo que no lo ha hecho en las diferentes clases que hagáis a lo largo del curso. Es un ejercicio autoreflexivo muy útil para intentar mejorar lo necesario, y que puede serviros tanto para este curso como para los que estén por venir.
¿Qué estrategias y métodos utilizáis para organizar y gestionar vuestra docencia en el aula? Compartidlas con nosotros, así como este post con vuestros contactos.
Para saber más:
Fragmento de libro: El ambiente de aprendizaje. Diseño y organización, de C.E. Loughlin y J.H. Suina.