María Acaso: “La clase tiene que ser una comunidad de intercambio de conocimiento en todas las direcciones”
María Acaso es profesora titular de Educación Artística y directora de la línea de investigación sobre Educación en Museos de Artes Visuales en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. En su libro rEDUvolution propone una serie de pautas para llevar a cabo la revolución educativa
En tu libro afirmas que el sistema educativo actual esta basado en el aburrimiento. ¿A qué crees que se debe ese aburrimiento?
María Acaso: Yo creo que la causa del aburrimiento es que los estudiantes no ven una aplicación práctica de lo que están aprendiendo en clase a la vida real, y que todo el mecanismo que tiene que ver con el acto pedagógico es un simulacro donde los profesores hacen que enseñan y los alumnos hacen que aprenden. Pero realmente todo está conducido a realizar un examen, atiborrarte de datos, vomitarlos, y te olvidas de ellos en cuanto has terminado el examen. Todo eso no tiene ninguna función, no es nada experiencial, no tiene ninguna repercusión en lo social, y entonces fomenta el aburrimiento.
¿Qué ideas propone tu libro rEDUvolution para fomentar el aprendizaje divertido?
Yo lo que propongo es pasar del simulacro a la experiencia, y doy una serie de claves.La primera clave tiene que ver con devolver a lo pedagógico algo que se ha perdido, que es la sorpresa, la expectativa, el placer. Por ejemplo, yo ayer utilicé el nombre de una película, Love Story, para llamar a una clase. Simplemente ese cambio de nomenclatura hizo que la gente estuviera mucho más participativa, porque había esa sensación de que no sabes qué va a ocurrir, y eso fomenta el aprendizaje.
La segunda clave es pasar de lo predecible a lo inesperado. Los profesores intentan siempre tener toda la clase controlada, que nada se escape, y lo que hay que hacer es justo lo contrario, favorecer todo lo que tiene que ver con el azar y la vida real. Si en una clase es todo predecible, el aburrimiento vuelve a ocurrir.
Otra de las claves es pasar de los ajeno a lo personal. Es decir, los alumnos ven los contenidos como algo de otro planeta, como ovnis. Si tú en clase comienzas a trabajar con lo biográfico, con los afectos, con todo aquello que tiene relación con sus vidas y con su identidad, las cosas que tú presentas en clase empezaran a atraer su atención. Es muy importante vincular el currículum con la identidad y con lo que está ocurriendo en estos momentos en la sociedad en la que vivimos.
También hay que pasar del texto al audiovisual. Si vivimos en una sociedad llena de imágenes, ¿cómo puede ser que el lenguaje principal siga siendo el texto y el lenguaje hablado? Las imágenes no aparecen por ningún lado y esto hay que cambiarlo. Hay que utilizar el video, hay que aprender a analizar imágenes e intentar que los alumnos produzcan fotografías no solo para subirlas al Facebook, sino para sus clases. También es importante que esos recursos visuales sean actuales. Si nuestros alumnos están viendo el último video de Miley Cyrus, pues a lo mejor lo que hay que hacer es llevarlo a clase y analizarlo.
Me parece muy importante también trabajar por proyectos, o entender la clase como un laboratorio, y vincular el interior de la clase con el exterior.
Y la última clave sería pasar de lo contemplativo a lo vivencial. Es decir, en vez de estar mirando cómo otros hacen experimentos de física, soy yo quien llevo a cabo esos experimentos. Entonces se convierte en una vivencia que probablemente no olvidaré. Estas son siete claves que conseguirían acabar con el aburrimiento.
¿Qué rol debe desempeñar el docente en este tipo de clase?
El profesor debe ser un arquitecto de experiencias. Es la persona que diseña la experiencia, se la da a los alumnos, y esos alumnos la toman y la ejecutan. El poder no lo tiene todo el tiempo ni el profesor ni los alumnos, sino que es un elemento de rotación y se distribuye de manera democrática en el aula. Esto tiene mucho que ver con el momento histórico que vivimos, donde el conocimiento no solo lo tiene el profesor, sino que está en un sitio al alcance de todos, que es Internet. La clase tiene que ser una comunidad de intercambio de conocimiento en todas las direcciones: yo puedo enseñar al profesor, el profesor me puede enseñar a mí, yo también puedo enseñar a mi amigo, y mi colega también me puede enseñara a mí.
Abogas entonces por una clase más democrática.
Yo digo que hay que dar la clase con la boca cerrada. Para ser democrático tienes que dejar hablar a los alumnos, dejarles que propongan cosas, que hagan cosas que tú no quieres. Tienes que dejarles que se equivoquen, equivocarte tú también y aceptar que no tienes la verdad absoluta. Repensar esto cambia la educación de una manera absoluta, porque los alumnos se sienten creadores de su propio conocimiento. Eso les da una autoestima y un buen rollo que hacen que quieran seguir aprendiendo.
Hemos hablado del profesor, pero a los alumnos, ¿qué se les debe pedir?
A los alumnos se les debe de pedir participación y responsabilidad. Pero cuando estás interesado en algo, eso fluye solo. No fluye cuando estás aburrido y es una cosa que tienes que hacer porque tienes un examen. Si tú estás motivado con un proyecto, eres más responsable, cumples con los plazos, te esfuerzas, porque evidentemente el conocimiento sin esfuerzo no existe… pero no es lo mismo esforzarte en algo porque sí, porque tienes que aprobar, que esforzarte porque te gusta lo que estás haciendo.
¿Qué consejo les darías a los profesores en este contexto de rEDUvolution?
El primero es que no tengan miedo al cambio. Creo que el sistema y las instituciones son los que más frenan este tipo de aprendizaje, porque los profesores saben que así es como funciona la cosa, pero tienen miedo de qué les va a decir el superior, qué va a pasar cuando venga el inspector, qué le dirán los padres… El miedo es el principal obstáculo para crear esta revolución.
El segundo es que fomenten su autocreatividad. Un profesor imaginativo que desarrolla acciones totalmente novedosas es lo mejor para este tipo de aprendizaje. Se habla mucho de fomentar la creatividad del alumnado, pero antes lo que hay que hacer es fomentar la creatividad del profesorado. Esas son las claves: no tener miedo y ser creativo.
¿Qué referentes recomiendas a los profesores como fuentes de inspiración?
Las charlas TED, con Ken Robinson, Sugata Mitra… son una fuente de información terrible. Luego todos los pedagogos críticos, como Paulo Freire, Henry Giroux, Francesco Tonucci, Alejandro Piscitelli… Lo que también veo cada vez más son redes de profesores creadas entre ellos para compartir sus experiencias. Nosotros hemos creado en Facebook un grupo que se llama rEDUvolution y estamos animando a los profesores a que compartan sus experiencias en el aula. La gente piensa que hay pocos profesores haciendo la rEDUvolution, pero no, hay muchos, lo que pasa es que no enseñamos lo que hacemos.
La LOMCE ha creado mucha controversia en el mundo de la educación. Si fueras la encargada de elaborar una ley educativa, ¿cómo sería?
Si algún día fuera ministra de Educación transformaría mi libro en la ley, que es un poco lo que hacen países como Finlandia. Yo intentaría suprimir cada vez más la importancia de la evaluación. Daría mucha más autonomía real a los centros y a los profesores. Suprimiría, por ejemplo, a los inspectores, como en el modelo finlandés. En España cada vez hay más inspectores, que no sirven para nada más que para crear más miedo y más tensión al profesorado.
Luego revisaría los contenidos. Me importarían menos, y daría más importancia a la experiencia, al formato. Y daría, por supuesto, mucha más importancia a las artes en la educación. Favorecería la música, las artes visuales, las artes dramáticas, todo lo que tiene que ver con la creatividad.
Otra cosa que haría sería trabajar más profundamente la formación del profesorado en nuestro país. Necesitamos crear otras dinámicas en las facultades de pedagogía, fomentar muchísimo la formación del profesorado a lo largo de toda su vida docente. También aumentaría los sueldos de los profesores y los duplicaría, por ejemplo (risas). Esa sería una de las cosas más importantes que haría. Toda la tarea de devolver la autoestima al profesorado y crear la figura del profesor como una de las más importantes del mundo social. En Finlandia, el trabajo más valorado es ser profesor en la escuela.
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